Aquí os dejo el primer capitulo de la novela... para ir
abriendo boca.
Capitulo
1:
La llegada
Estábamos en medio de un
callejón, parecía algún tipo de polígono industrial, me agarraba fuerte de los
brazos, no sabía si intentaba dañarme o ayudarme. Era la criatura más extraña e
increíblemente hermosa que había visto en la vida. Mi cabeza daba vueltas, no
era capaz de recordar nada y sólo podía ver esos enormes ojos inhumanos frente
a mí. Eran de un color liláceo y parecía como si pudiera caerme dentro de
ellos, su piel parecía muy ligera y con un brillo sutil y peculiar, el cabello
largo y oscuro como la noche... era increíblemente atractivo para su edad,
debía andar sobre los cincuenta, pero no estaba yo en condiciones para pensar
en ligar... opté por la opción más probable, que me estaba atacando y grité.
- Tranquila, no grites -
dijo con una voz tan extraordinaria como sus ojos, y no sé por qué hice lo que
me dijo - no voy a hacerte daño.
Me miró como si buscara dentro de mí, aun con lo terriblemente
asustada que estaba conseguí mantenerme callada.
- Por favor, dime que
estás ahí, no estoy seguro de haberlo hecho bien - me zarandeó al no
contestarle.
- Sí - dije con un hilo
de voz - ¿qué quiere de mí?
- No tengo tiempo de
explicarte nada, nos están rastreando - puso un sobre en mis manos y me volvió
a mirar a los ojos - aquí tienes la información que necesitas, poco a poco
recordarás todo lo demás.
De repente se puso rígido
y me dio la espalda, me apretó contra la pared y me aferré a su camisa, fuera
lo que fuere que estaba delante nuestro seguro que me daría incluso más miedo
que él, al estar tan cerca descubrí que olía maravillosamente, una mezcla de
hierba recién cortada, lluvia y rayos de sol, no hay otra forma de
explicarlo... como un día caluroso de primavera en el que acaba de llover. Me
puse de puntillas para ver sobre su hombro y allí había un hombre, medía cerca
de 1,95, tenía el pelo rubio y largo, no había suficiente luz para ver bien su
cara, pero sabía que tenía la vista fija en él.
- ¡Vete de aquí vampiro! -
dijo el hombre al que me aferraba, bueno, por lo menos mis conjeturas no eran
de todo erróneas, un vampiro sé lo que es y es malo, si este ser me protege de
él le perdonaré los moratones que me saldrán en los brazos mañana, por apretar
tanto... vaya, ya empiezo a sonar como yo misma, sonreí por dentro y de vuelta
a la situación actual me di cuenta que el vampiro se había acercado más a
nosotros - esto no te incumbe.
- Creo que eso debería
decidirlo yo, ¿no crees Fae? - ya podía verle la cara y estaba sonriendo - ¿Qué
tienes escondido ahí atrás? ¿os ha dado por cazar humanos ahora?
- Te estacaré si no te
alejas, no tengo tiempo para tonterías - mi protector se estaba poniendo
impaciente, si nos estaban rastreando sería bueno movernos, pero con este
vampiro aquí, seguramente eso sea un problema.
- ¿Tienes prisa? -
vale... hasta yo noté la burla en la voz del vampiro -¿No quieres jugar un
ratito conmigo? - vi como el vampiro abría los brazos en señal “ven a por mí”.
No dijo nada más, se
quedó mirando al vampiro, tal vez esperando un ataque... si nos seguían, debíamos
salir de ahí ya, pero... ¿Qué podría hacer yo frente a un vampiro?
- Disculpe - dije desde
la espalda del ¿Fae? ¡A saber qué es eso! - tenemos que irnos lo antes
posible...
Ahora tenía toda la atención del vampiro, él sólo era capaz de
ver mis ojos y su expresión parecía extrañada... algo no le encajaba.
- Fue a ti a la que oí
gritar - dijo entrecerrando los ojos - vine a ver qué sucedía.
- Bueno, si, grité -
joer, esto no me lo esperaba - pensaba que este hombre intentaba dañarme, pero
creo que no es así.
De improviso el Fae
desató en carcajadas haciendo que el vampiro y yo nos sobresaltáramos.
- ¿Venias a salvar a un
humano de un posible atacante? - en su voz se notaba la incredulidad.
- O a compartir el
banquete... depende lo que me encontrara - contestó el vampiro con el rostro
impasible, creo que si no estuviera muerto se habría puesto colorado. - de
todas formas me he encontrado algo mucho más interesante, eres la segunda Hada
que veo en mi existencia... y la otra se me escapó.
Un momento ¿Hadas?
¿Vampiros? Vale, o me he vuelto loca o estoy soñando... pero si estuviera
soñando ¿dónde está Heath Ledger? Debería venir montado en un caballo blanco a
rescatarme, con la banda sonora de alguna película de fondo... sin camisa, por
supuesto, ¡vale ya! ¿Dónde demonios se
había metido mi cordura? Es imposible que esté viendo un vampiro... pero estaba
justo delante de mí, mis ojos no suelen engañarme... y no parece un sueño.
- Están cerca – dijo el
Hada... ¡dios! Podría haberme dicho su nombre al menos - no tengo tiempo de
sacarte de aquí.
- ¿Me vas a dejar con
este tío? - dije con un poco de excesivo desprecio ya que el vampiro me miró
como si lo fuera a pagar caro y pronto - No puedes hacerme esto - le cogí de la
camisa - Por favor no me dejes aquí - supliqué.
- Si me quedo aquí se
darán cuenta de que te traje y te matarán, puedes cuidarte de él, en el sobre
tienes todo lo demás
Y desapareció... me quedé
allí contra la pared de algún almacén sin ventanas mirando al vampiro y por
primera vez el vampiro me miró... no me gustó la expresión de su cara. Busqué
con la mirada alrededor a ver si había alguna estaca o algo para que pudiera
hacer una cruz improvisada. Iba a agacharme a coger un trozo de madera cuando
lo tenía encima, con las manos en mi cuello, me alzó y pude ver sus colmillos
al reflejo de la luz, esto no era ninguna alucinación y tampoco un sueño... si
he perdido la cabeza o no... Prefiero afrontar mi locura a que ella me mate.
- ¿Qué hacías con él? -
me preguntó con mucha calma, como si estuviéramos en una cafetería y fuera un
conocido mío que me pregunta por otro que le cae mal.
Pero en vez de
contestarle intenté la técnica más antigua de los tiempos, el rodillazo, cualquier
hombre cae rendido si se pega con fuerza. Y él había sido un hombre humano...
tal vez eso no cambiaba.
No... Funcionó
perfectamente, en cuanto me soltó salí corriendo lo más rápido que pude, no me
fijaba ni por donde iba, giré primero a la derecha, en un par de manzanas izquierda,
miré atrás y no le vi. Me acurruqué entre unos contenedores, tal vez la basura
cubriría mi olor... me quedé allí hasta que mi respiración se tranquilizó. Tal
vez pasaron quince o veinte minutos... ya debería haberme encontrado, ¿no? Ni
sabía que los vampiros existían, pero me esperaba más de ellos, se supone que
son súper depredadores o algo así. Me arriesgué a salir de mi escondite y miré
a ambos lados, nada. Escuché, se oían ruidos de circulación cerca... siguiendo
esta calle y hacia la izquierda, si me seguía buscando será mejor que me diera
prisa, así que corrí otra vez hacia el ruido, iba muy deprisa... no recuerdo
que hiciera deporte, tal vez era la adrenalina, pero no pensaba parar por nada
del mundo. Llegué a la calle transitada y miré a ambos lados, a mi derecha a
unos 50 metros
había un bar abierto, con varias personas en la puerta... vale, ese es mi
objetivo, sonreí.
- Me preguntaba cuándo
saldrías de los contenedores - dijo una voz a mi lado y me giré - no te recomiendo
que corras hacia allí - añadió mirando en dirección al bar.
¡Maldita sea! Sabía dónde
estaba yo todo el tiempo, la probabilidad de llegar con la gente era bastante
nula... pero ni de coña me iba a quedar aquí para ser su cena, así que corrí
deseando que no me cogiera y por un milagro llegué ante el bar... o no tan
milagro, me quedé mirando a la gente que allí estaba ¡por el amor de dios!
Todos eran vampiros.
Resbalé frente a ellos al percatarme
de los colmillos.
- ¿Dónde vas niña? - me
preguntó uno con chaqueta de terciopelo granate intenso y botones dorados. ¡Qué
cutre! alguien debería comprarle una revista de moda... ¿?¿?¿?
Definitivamente es para que me
encierren.
- Parece que alguien te
persigue - dijo otro que estaba a su lado con una pequeña risa en su voz.
No podía pronunciar
palabra, el miedo me dominaba por completo, así que apreté los labios esperando
el primer golpe.
- Se ha asustado de mí -
dijo el vampiro del callejón tendiéndome la mano.
- ¡Ja! Es que eres un
vampiro atemorizante Teit - dijo riendo una vampira rubia que estaba apoyada en
la pared tras ellos.
Le miré a la cara por si
tenía otra opción, levantó una ceja sonriendo, no me pareció que pudiera
librarme de esta... cogí su mano y me ayudó a levantarme.
- Ven, hablaremos dentro -
dijo haciendo un gesto con la mano.
El local era rectangular
y muy grande, a la derecha se quedaba la barra, mediría unos 15 metros cómo poco. A la
izquierda había una pequeña pista de baile, en medio de un montón de mesas
altas con taburetes... las paredes estaban pintadas de rojo y gris... era muy
lúgubre y noté un escalofrío nada más entrar. Daba la impresión de que estaba a
punto de cerrar, había unos cuantos vampiros más y algunos humanos... ¿Cómo los
diferenciaba? Ni idea... sólo lo sabía, me condujo a través de una puerta que
ponía “sólo personal” y cruzamos un pasillo, la segunda puerta de la izquierda
tenía un cartel “dirección”, fue a la que me guió, entramos en una especie de
oficina, se sentó en la silla tras el escritorio y con la mano me invitó que
tomara asiento en una de las de delante, así que lo hice, vampiro o no, era muy
educado...
- No sé si volver a
preguntarte que hacías con él... - dijo conteniendo una sonrisa – estoy
muerto... pero sigo siendo un hombre.
- Vale... lo siento por
eso, pero tenía que intentarlo - mi voz sonaba rara – no iba a quedarme ahí
para que me mataras.
- No dije que te fuera a
matar - sonrió.
- ¡Me tenias cogida por
el cuello! - ahora me daba igual que fuera un vampiro, tenía ganas de darle de
bofetadas - ¿Qué impresión crees que tengo de ti?
- Era para que no
desaparecieras tú también, además la intimidación funciona muy bien con humanos
a los que les quiero sacar información - se me quedó mirando fijamente.
- Pues no tengo
información, no tengo ni idea de quién era ese tipo - empecé a sentir algo
raro, como si alguien me estuviera forzando a contar todo, miré a Teit y
parecía frustrado, los ojos le brillaban de forma extraña, eran azules y
profundos... ¡Concéntrate! ¿Por qué me distraigo tanto? - ¿qué estás haciendo?
Ni se te ocurra hipnotizarme – le advertí.
- ¿Notas lo que estoy
haciendo? - su cara era un chiste... lo cual no debía ser bueno para mí.
- Sí, y es molesto. -
dije cruzándome de brazos.
Se levantó y sin apartar
la vista de mí empezó a andar por la pequeña habitación (por lo menos me
parecía pequeña puesto que estaba acojonada) lo que tenga que pasar pasará de
todas formas... así que no dejaré que vea que le tengo miedo, me enderecé en la
silla y le miré tan intensamente como él lo hacía conmigo (bueno, lo intentaba)
y de repente lo oí, algo en un idioma raro, pero él no pronunciaba palabra,
estaba en su cabeza, un escalofrío me recorrió todo el cuerpo y no de los
buenos... aparté la vista y dejé de oír, esto no pasó desapercibido para él y
se inclinó frente a mí, poniendo las manos en los brazos de mi silla, alcé la
mirada.
- ¿Qué? - dijo
- ¿Qué? - repetí, esta
situación me estaba agobiando y quería salir de allí lo antes posible - estoy esperando
que tú hagas algo.
- No, ha pasado algo...
¿por qué has apartado la mirada? - había algo muy atemorizante en su voz, lo
mejor sería mentir.
- No me puedo creer que
me dejara sola contigo... - fue lo primero que se me ocurrió - me dijo que no
quería hacerme daño.
- ¿Por qué piensas que yo
te haría daño? - ahora su voz era tan dulce que casi pareció humano, tenía los
labios carnosos y parecían muy suaves... ¿pero qué digo?, sacudí la cabeza...
- Eres un vampiro... ¿no
es lo que hacéis? Comeros gente - su cara estaba a apenas 10 centímetros de la
mía y creerme cuando digo que era realmente guapo, un poco pálido, ¡Jé!
- ¿Dónde te has metido
los últimos dos años? Ahora somos públicos... no necesitamos sangre humana para
vivir, nos basta con la sangre sintética, nos expusimos a la humanidad y
convivimos en relativa paz con ellos - sonrió de nuevo.
Vale... ya no estoy en
casa, o tal vez he estado en algún sitio que no puedo recordar.
- ¿Qué año es? - dije
intentando pensar.
- 2004 - giró la cabeza y
juro que era yo la que se lo iba a comer a él como no se apartase.
- No puede ser, es 2010,
y no existen los vampiros - me debí quedar tan blanca como él, se apartó y se
sentó en la silla a mi lado - ¿Dónde estoy?
- Georgia, Estados unidos
de América - dijo arqueando una ceja.
¡Por el amor de dios! ¿Qué
me está pasando? No puedo recordar nada, ¿de dónde soy?, ¡no puedo recordar mi
nombre!
- ¿El ser con el que
estaba puede viajar en el tiempo? - pregunté intentando no desesperarme.
- No creo, aunque no se
mucho sobre los Faes - creo que su paciencia se estaba acabando - ¿Cómo te
llamas?
- No me acuerdo - dije
con toda sinceridad y empecé a llorar.
Se quedó fascinado...
¿nunca había visto llorar a nadie? Me parecía improbable ya que era un vampiro
y habrá cazado y matado a miles de personas, hasta que aparté las manos de mi
rostro, había sangre en ellas ¿pero qué demonios? Y miré alrededor, fui hasta
un espejo que había en la puerta de un armario y vi por primera vez lo que Teit
había visto en mi, mis ojos eran como los del Fae, y tenía colmillos, no como
los suyos, eran un poco más largos que los dientes normales y había cuatro, dos
en cada lado de la parte superior de mi boca... mis lágrimas eran de sangre, y
mi cara era perfecta... imposible en una humana, aun manchada de tierra y
asombrada como estaba, parecía un ángel. Sólo pude decir: esa no soy yo.
Y me desmayé.
Me desperté tumbada en el
sofá de la oficina, estaba sola, me levanté y fui al espejo, me habían limpiado
la sangre, mis ojos ahora eran marrones y ya no estaban los colmillos, mi cara
parecía más normal que la anterior vez... tal vez lo había imaginado, miré mi
cuello y no había marcas, me fijé que iba vestida con un short vaquero y una
camiseta de tirantes(antes no me había preocupado por mi ropa) iba descalza, me
di cuenta de mi cuerpo, tenía la impresión que no era el mío, aunque no estaba
segura pues no me acordaba, pero sé que este cuerpo era más fuerte, por lo
demás era más o menos como antes, una talla 40(me sobran algunos kilitos para
mi gusto) 1,70 de estatura, morena con el pelo por encima de los hombros.
¿Cómo es posible que recuerde mi
propio nombre? Si me acordé del año en el que vivía. Y que nunca había oído que
los vampiros fueran reales, ¡es extremadamente frustrante!... la puerta se
abrió.
Entró una humana rubia de
bote, tan flaca que debería pasar 2 veces para que se le viera...
- ¡Oh! ya te has
despertado - dijo sonriéndome - voy a avisar al Amo.
¿Amo? Pfff ¡lo que me
faltaba por oír! Y se marchó cerrando tras de sí, me quedé ahí mirando la
puerta como si quisiera asegurarme de que Teit no había sido también producto
de mi imaginación, no suelo imaginarme hombres tan sumamente sexys... suelo
coger para mis fantasías a famosos normales. Si me acuerdo de esto ¿por qué no
me acuerdo de mi nombre? Argh frustrante.
- He tenido que atender
un asunto, nuestra conversación no ha terminado - dijo mientras cerraba la
puerta tras de sí.
Me volvió a mirar como si
buscase algo... tal vez, después de todo no había imaginado los ojos lilas.
- ¿Qué has hecho? - me
reprendió como si yo hubiera hecho algo malo.
- Nada, me acabo de
despertar.
Y lo noté, me dolió la
boca como si tuviera un mal dolor de muelas y volví a mirar el espejo... ahí
estaban los ojos frikis y los colmillos, vale, el miedo los activaba.
- ¿Cómo haces eso? - por
lo menos su tono era más normal.
- No lo sé, es la primera
vez que me pasa - no podía apartar la vista del espejo - creo que al
tranquilizarme se fueron, pero al asustarme tú, han aparecido otra vez - hice
un gesto hacia él con la mano.
- Si me permites un
consejo, no dejaría que nadie me viera así... ni humanos ni vampiros.
- No es algo que esté en
mi poder - contesté exasperada... - es la primera vez que me pasa... vuelvo a
repetir.
- Va a amanecer en un par
de horas, pero yo tengo que ir a casa a hacer algunas cosas, ¿tienes algún
sitio donde quedarte?
Creo que me pisé la mandíbula
de lo descolgada que se me quedó la boca ¿me estaba ofreciendo asilo?
- Lo primero que recuerdo
es ver a ese ser cogerme de los brazos... no sé ni quien soy - murmuré mirando
al suelo y recordé lo que él era - Pero me las apañaré - añadí con una sonrisa.
- Está claro que no eres
humana, no deberías ir por ahí sola, hay muchos seres que les gustan las cosas
raras - se cruzó de brazos.
¡¿Rara?! Le dijo la sartén al
cazo....
- ¿Cómo tú? - dije
cruzándome de brazos yo también.
- Si, pero con más hambre
que curiosidad... además el olor del Fae está en ti, es embriagador para los
vampiros, no saldrías de este local sin mí.
Ese aire de “soy el más
mejor del mundo” no me gustó un pelo, pero seguramente decía la verdad, no
tenía muchas más opciones que aceptar su ayuda.
- ¿Por qué me ayudas? -
realmente no es que fuera a confiar en él, me haría con una estaca en cuanto
pudiera... sólo por si acaso.
- Siento curiosidad, ¿qué
quería el Fae de ti?
- Ni idea, no me dijo
nada - y me acordé - ¡por el amor de dios!, el sobre, me dio un sobre - miré
alrededor buscando, pero no estaba allí y volví a mirarle a él - se me debió
caer mientras corría.
- Si, lo tengo yo - me
sonrió de oreja a oreja - no he podido abrirlo, tiene un hechizo.
- ¿Quién te crees que
eres para intentar abrir mi sobre? - le reproché poniéndome las manos en la
cintura.
- Te lo dije, sentía
curiosidad...
Curiosidad... ya, y yo
soy astronauta... ¡Ja! Por eso sigo viva... para que él pueda ver en el sobre.
- Bueno... ¿quieres que
te ayude o no? - se impacientó.
- ¿Qué quieres a cambio? -
pregunté, pero ya sabía lo que quería.
- Saber lo que hay dentro
del sobre, y que me cuentes la verdad de qué hacías con el Hada.
- Ya te lo he dicho, no
lo sé... y ¿cómo sé que me dejarás marchar en cuanto lo abra?
Me miró durante un largo
momento, tenía los colmillos retraídos y ya no parecía tan peligroso, pero no
iba a bajar la guardia.
- Ya me estoy cansando de
todo esto - alzó un poco la voz - si quieres el sobre, vas a tener que permitir
que mire lo que hay dentro, puedes o no confiar en mí; No te lo aconsejo, no
soy de fiar... pero no tienes otra salida.
- Lo abriré estando sola,
y si veo que debes saberlo te lo enseñaré - repliqué.
- No - su mirada era
gélida.
- Pues no hay trato, en
cuanto lo abra seguro que me matas, y creo que te puedes fiar mas tú de mí, que
yo de ti - me crucé de brazos.
- No. Quiero estar
presente.
¡Dios! ¡Qué cabezón! Así
no hay quien discuta... además lo del sobre debe ser algo que me ayude a volver
a casa... o eso espero.
- Júrame que me dejarás
marchar – dije acercándome y mirándole fijamente.
- Lo juro – y no sé
porqué le creí.
Salimos del bar por la puerta
de servicio, allí había un montón de coches aparcados, y todos eran coches de
lujo, el de Teit era un corvette rojo, antes de subir miré junto a los
contenedores, allí había un palo de madera, tal vez de alguna escoba rota, no
era muy grande, pero mejor eso que nada, lo cogí y me dirigí al coche, subí y
me puse el cinturón, Teit me miraba.
- ¿Para qué es eso? -
dijo arqueando una ceja.
- Por si acaso - no
aparté la vista del frente.
Dio una pequeña carcajada
y encendió el motor, realmente estaba lejos de casa. No me sonaba ninguna
calle, los letreros estaban en inglés... ¡un momento!, ¡Yo no hablo inglés!. ¿Cómo
es que entendía lo que había escrito en ellos?... Esto es cada vez más raro...
¿Viviría en una cripta del cementerio? ¡Dios! ¡Espero que no!. Tal vez tenga de
mascota un velociraptor o un unicornio... más bien el velociraptor, va más con
su estilo. Se me escapó media sonrisa.
- ¿Algo te parece
gracioso? - le miré y vi brillar sus ojos... inhumanos, me dio escalofríos.
- No, me preguntaba si tenias
de mascota un unicornio o algo así – no le iba a decir lo del dinosaurio,
seguramente se enfadaría o le daría ideas no deseadas.
Sonrió y siguió
conduciendo. Llegamos a una zona residencial, ¡Estaba forrado!, pasamos incluso
un control de seguridad, lo que ya me pareció excesivo; ¿Por qué necesitaba
seguridad un vampiro? Abrió la puerta del garaje con el mando y aparcó el
coche, salí mientras tecleaba un código para abrir la puerta, para mi asombro
se quitó los zapatos y los dejó en un armario que había a la derecha, entró en
la casa.
Acercándome a la puerta, me asomé:
era una cocina con los muebles en blanco, totalmente inmaculada; Miré a mis
pies descalzos pero manchados de haber estado corriendo por la calle.
- ¿Tengo que invitarte a
entrar como si fueras vampiresa? - me preguntó desde dentro.
- No, es sólo que te voy
a manchar el suelo. Tú te has quitado los zapatos, pero yo no tengo - dije aún
mirando al suelo.
- ¿Te preocupa manchar el
suelo de la casa de un vampiro? - vale se estaba descojonando de mi, le miré a
los ojos.
- No es que me
preocupe... es que no quiero enfadarte - dije mientras cruzaba el umbral.
- Chica lista - murmuró y
me miró durante un momento - ven, te enseñaré el cuarto de baño.
Le seguí por la casa, al
entrar al salón me quedé asombrada, estaba decorado con colores muy vivos, los
muebles eran enormes y tapizados con estampados también enormes... claro, Teit
era muy grande, todo en su casa estaba a su altura. Ahora que me fijo mejor,
tenía un cuerpazo... Es una lástima que esté muerto y que posiblemente me coma.
Se le definían los músculos bajo la camiseta; Parecía que podría levantar un
coche, seguramente así sería, pero cuándo era humano (sin duda alguna) también
hubiera podido. Seguimos por el pasillo y yo tenía una vista perfecta de su
espalda y los vaqueros le sentaban genial... ¿otra vez? ¡Vista al frente! No es
de cuerdos admirar el cuerpo del tío que se te va a cenar... aunque tampoco lo
es creer en vampiros... ¿no?
Me señaló una puerta y
entré; Era enorme, tenía una ducha impresionante y el lavamanos era de piedra
maciza; Vi que había toallas sobre un aparador con pinta de antiguo, pero muy
bien restaurado.
La puerta no tenía pestillo, lo que
era realmente incómodo... aunque pensándolo bien estaba sola, en su casa... y
había tenido unas mil oportunidades de dejarme KO. Cogí una banqueta y la dejé
apoyada en la puerta, por lo menos oiría si entrara unos 2 segundos antes de
que me comiera... algo es algo.
Me quité la ropa y entré en
la ducha, tenía un montón de “champús”; Cogí uno de albaricoque. En un delirio ocasional, me
pregunté por qué a un vampiro (el cual no podía comer) le gustaba el olor a
albaricoque. Si no me mata esta noche, tal vez pueda preguntárselo.
Me enfundé en una toalla mientras me
secaba el pelo con otra, cogí su cepillo y me desenredé los nudos, ya era hora
de salir... no podía demorarlo más, pero no me quería poner la misma ropa que
traía, estaba sucia (además la había roto... seguramente al engancharme con
algo, en cuanto me hiciera con otra cosa la tiraría) y ahora que yo olía bien,
me di cuenta que se había adherido a ella el olor del contenedor. Aparté la
banqueta y asomándome al pasillo, vi que en el suelo había dejado una camiseta,
era lo bastante larga para servirme de vestido y llevaba la palabra “Fangs” en
la espalda; También había dejado unos bóxers que me servirían de pantaloncito.
La verdad es que se había portado... me sentí mal por el rodillazo, pero a él
no se lo iba a decir (aún) por lo menos mientras no supiera si podía fiarme de
él.
Salí del baño y volví al salón; Oí
voces.
- ¿Ropa y zapatos? - dijo
la voz de una mujer.
- Sí, y lleva estos
papeles a mi oficina en el club - dijo Teit.
- ¿Oigo un corazón? - la
voz de la mujer describía una sonrisa.
Teit no dijo nada,
¿podría oír mi corazón desde esta distancia? ¿Sería ella también una vampiresa?
Bueno... Sabían que yo
estaba aquí, así que salí, estaban sentados en el sofá, ella era la vampira
rubia de la puerta.
- ¿Ahora te traes la
comida a casa? - dijo sin apartar la vista de mí.
- Eso no es de tu
incumbencia, ve y haz lo que te he dicho.
- ¿No vas a
presentármela? - se levantó como un rayo y de repente estaba frente a mí,
estaba tan paralizada por el miedo que me quedé ahí mirándola.
- Esta es mi hija Sarah -
me dijo Teit señalando a la vampira.
¡¿Hija?! ¿Los vampiros
pueden tener hijos? Me parece que todo lo que creía saber de ellos es pura
patraña. Tal vez paseen a la luz del sol, las estacas no les hagan nada y el
ajo sea un condimento adecuado para sus fiestas. Todos los días se aprende algo
nuevo y yo hoy tenía exceso de información. Un momento... recuerdo todo esto y
no sé dónde está mi casa. ¡Ya estoy con la “depre” otra vez!.
- ¿Y tu nombre querida? -
ronroneaba como un gato... bueno no, pero esa fue la impresión que me dio.
Me quedé mirándola, no
sabía mi nombre, no sabía donde vivía, ni si creía en vampiros ¡Y eso que los
tenía delante! Así que opté por el silencio (mejor parecer tonta que hablar y
confirmarlo) miré a Teit fijamente como si no hubiera entendido la pregunta y
esperé.
- Se llama Yhuania - Dijo
él casi sin mirarme - ahora, ¿puedes hacer lo que te he dicho?
- Claro - dijo Sarah mirándome
de arriba a abajo - Parece que le ha comido la lengua un hombre lobo.
Sonrió, dio media vuelta y se fue.
- ¿Existen los hombres
lobo? - mierda, dije eso en voz alta.
- Si, pero ese no es el
caso, ahora estamos intentando averiguar qué eres tú - dio unas palmaditas en
el sofá junto a él.
Miré alrededor y opté por
sentarme en una butaca, al otro lado de la mesa.
- Yo soy normal - me
encogí de hombros.
- No lo eres, ni siquiera
sabes lo que eres - no dejaba de sonreír, esto le parecería gracioso.
- No te rías de mi, puede
que esté un poco perdida, pero cuando recupere la memoria volveré a mi casa y
no quiero saber más de vampiros, ni hadas, ni hombres lobo - seguía
pareciéndole gracioso... le faltaba echarse a reír a carcajadas y rodar por el
suelo. Giré los ojos dándome por vencida - bueno, ¿Cuál es tu teoría?
- Aún no lo sé - se puso
serio de repente - abre el sobre.
Estaba encima de la mesa,
me quedé mirándolo como si se fuera a abrir solo, ahí estaban las respuestas, y
tenía la sensación de que éstas, no me gustarían.
- Yhuania – susurré - ¿Es
así cómo me llamo?
- No lo sé, algo le tenía
que decir - me dijo igual de bajo.
Y abrí el sobre.
¡El segundo! ¡El segundo! ¡quiero más!
ResponderEliminarNo se puede cielo, pero espero que no tengas que esperar mucho...
ResponderEliminar;)
Noelia.
me has enganchado en cuanto pueda comprare el libro.... un saludo
ResponderEliminarGracias, desde este link puedes conseguirlo:
Eliminarhttp://www.verkami.com/projects/2847-vampiros-y-albaricoques
bastante interesante, dejas muchas incognitas abiertas y el lector quiere mas, yo quiero mas, que hay en la carta, por que no recuerda nada? No se no se, me huele biene esta historia.
ResponderEliminarEnhorabuena y aqui has ganado un lector....
Me parece entretenido y gracioso. El uso de ciertas expresiones me han hecho reír bastante. Saludos cordiales.
ResponderEliminarMe ha gustado bastante como para comprar el libro. Soy InF3RNo, luego hablamos.
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